Segundo martes de la semana.
23:06
Yo no nací para ser madridista: el día en el
que vine al mundo, un rácano PSV apeó de la Copa de Europa al Madrid de la Quinta.
Fue ocho días después de que Hugo Sánchez anotara, ante el Logroñés, el mejor
gol liguero de su histórica etapa como merengue, que no el mejor gol de la
historia de la liga. Ese lo marcó otro cerca de una década más tarde contra el
Compostela. En 1996 yo me rapaba como Ronaldo. O casi. De hecho, mi primer
recuerdo de fútbol es la maquinilla. Celebré todos y cada uno de sus 47 tantos
como blaugrana, una pequeña mancha en mi historial merengue. Después se fue al
Inter y, más tarde, vino el gol de Pedja. El 20 de mayo del 98, día en el que
el Madrid ganó la Séptima, aún solía pelarme al dos. Yo no me hice del Barça en
el 96, me hice de Ronaldo.
Treintaiún años, cinco meses y algunas cervezas
después de aquella noche fatal para el madridismo en Eindhoven, Rodrygo marca
su primer gol con la camiseta blanca. No imitaré su corte de pelo. Los tiempos
de idolatría ya pasaron para mí. Sin embargo, pienso que este puede ser el
inicio de una bonita historia de redención.
Fotografía: EFE.
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