12:37
Paquito trabaja de taxista en Jaén. Rara avis en su profesión, se esfuerza por entretener al cliente con gracejo para que el viaje se le haga a este lo más corto y ameno posible. Ni siquiera tantea el terreno, sino que simplemente se lanza. Es esa un arma de doble filo, pero él la esgrime con orgullo infantiloide. Paquito dice que no comprende a quienes se las dan de listo sin tener ni idea de nada, pero, aunque asegura que entiende poco de política, siempre se las ingenia para acabar hablando de ese tema. Él opina que, si se volvieran a convocar elecciones, deberíamos salir a la calle "y llevarlos al paredón" -a los políticos-. Yo le digo que sí, que lleva razón, pero que, al final, no vamos a hacer nada. Después de una jornada laboral larga, dura y japuta uno sólo busca refugiarse y disfrutar de sus pequeños placeres diarios. Le vas a decir tú a la gente que esta noche no se beba su vino y que se pierda el salseo televisivo para salir a gritar a la plaza "A galopar hasta enterrarlos en el mar", Paquito, se lo vas a decir tú. Pero no me imagino a Paquito haciendo eso. Donde sí lo veo es en su casa justo después de acabar el turno. Se quita la camisa y se descalza. Tiene cara de sibarita de barrio, así que debe de beber Estrella Galicia en tercio. Se abre una, se sienta, enciende la tele y, frente a esta, comienza a librar una intensa batalla verbal contra nadie. A Paquito se le va la fuerza por la puta boca. Su voto vale lo mismo que el tuyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario