Sábado.
13:06
Hoy, feria pandémica con los amigos. Será un día largo,
según las previsiones. La covid lo condiciona casi todo, sí, pero hay cosas que
no cambian. Que los días de feria sean largos es una de ellas.
La vida
son momentos, que diría aquel, pero, sobre todo, momentos inexplicables. Por
ejemplo, cierta noche en el apacible paraje de Las Quebradas, P. C. afirmó con
rotundidad, roncola mediante, que Diego Tristán formaba parte, junto a Fonsi
Nieto y J. A. H., del trío de los mejores conductores de todo el territorio español.
Nadie, ni siquiera el propio P. C., supo encontrar sentido entonces a aquello
ni nadie sabrá encontrárselo jamás, pero el caso es que la frase permanece
todavía, indeleble, en un hueco de la memoria de todos cuantos estuvimos allí.
El mero cumplimiento de las reglas, la mera cotidianidad y, en definitiva, todo
lo meramente 'explicable' son presa fácil del olvido. Por ello, a menudo es
necesario poner en cuestión lo consabido y entregarse a la locura para no
acabar siendo un donnadie, y no me refiero a entregarse conscientemente, sino a
dejarse secuestrar y desnudarse, perderse uno de sí mismo, confiar en el camino
que le hará tomar el instinto puro antes de encontrar de nuevo la cordura y no
poder dar porqués acerca de lo ocurrido. Eso es lo que le pasó a P. C. aquel
día de agosto de un año cualquiera, también lo que nos pasará hoy a nosotros en
este mediodía de feria en el pueblo y lo que le pasaba, precisamente, a Diego
Tristán cuando era futbolista del Dépor de Irureta: aún hoy no están claras las
circunstancias exactas que habían de darse, pero, casi siempre que controlaba
la bola, le abandonaba la consciencia y alcanzaba de forma repentina un éxtasis
creativo -similar al del Johnny Carter de Cortázar- que le convertía en el rey
del trile sobre el césped. Mientras su cerebro volaba, sus piernas se movían
libres de prejuicios con el balón cosido a la diestra hasta depositarlo con
maestría en la red rival. Un segundo después, Tristán regresaba a su cuerpo, y
de lo inmediatamente acontecido no recordaba nada salvo la certeza de haberlo disfrutado
al máximo, al igual que nosotros disfrutaremos de todo lo que ocurrirá durante
este mediodía, este frenético mediodía de feria. Y también tal y como haremos
mañana cuando nos pidan explicaciones sobre el día anterior, si al exariete del
Dépor le hubieran pedido que contara cómo había ejecutado cierto detalle
técnico antes de batir al meta rival en su último partido, habría dicho sin
vacilar: "No tengo ni idea de lo que me habla, pero fui yo, en
efecto".
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