Viernes.
12:18
Esta renovada Copa del Rey de Rubiales, que sigue haciendo distinción de clase, pero que la reduce, me encanta no sólo porque da pie a que se ofrezca más espectáculo que el que se veía con el formato inmediatamente anterior, sino porque revitaliza el amor puro por los colores de barrio, más limpio que ningún otro en el actual universo balompédico y resistente aún a los ataques del mundo vil y deshumanizado.
No sé exactamente el motivo, pero ver, aunque haya sido desde la distancia, modestísimos estadios desbordados de pasión me ha traído a las mientes estos versos fatales de Abdón Porte (1918):
"Nacional aunque en polvo convertido
y en polvo siempre amante.
No olvidaré un instante
lo mucho que te he querido.
Adiós para siempre."
El 5 de marzo de 1918, el perro del encargado del estadio de Nacional de Montevideo, Severino Castillo, 'El Indio', encontró el cadáver de Porte en mitad del césped. En su mano izquierda, el revólver con el que se había pegado un tiro en el corazón. Junto a su cuerpo, un sombrero de paja que contenía dos cartas, en una de las cuales escribió este canto de amor hacia los colores que había defendido durante siete años. Su historia inspiró a Horacio Quiroga para escribir ese mismo año 'Juan Portí, half back', considerado el primer relato de fútbol de la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario