miércoles, 29 de julio de 2020

Piterpanes

Jueves.

10:39

 

               El Periódico J es un barco viejo que se mantiene a flote a duras penas. Prácticamente lo único que le ayuda a continuar navegando es la resonancia de tiempos pretéritos y mejores, cuando surcaba las aguas imponente y todo niño enamorado del mar soñaba con ser grumete en sus filas. Hoy sigue un rumbo lento e incierto supeditado a las múltiples veleidades del Capitán Garfio. No se trata este del esbelto y ominoso personaje de la factoría Disney, sino, más bien, del decadente, irascible e histriónico cacique al que interpreta Dustin Hoffman en 'Hook' (1991), un sátrapa de ego ciclópeo afectado por el síndrome Norma Desmond que dirige el cotarro a golpe de látigo y que somete a su tripulación a una serie de caprichos que convierten la agogé espartana en el corro de la patata. Hasta comparte con esta caricatura hollywoodiense el arqueo de cejas a lo media luna, aunque Hoffman, por lo menos, hace gracia.

Igual que el personaje original de J. M. Barrie, el Capitán Garfio del Periódico J agota los días a ramalazos obsesivos, si bien cambiando la espada por la pluma, que, ya se sabe, es más poderosa. El tipo esgrime la palabra con cuestionable destreza, pero sin vacilaciones, con el único objetivo de alimentar su vanidad y la de su troupe, y en la despótica tarea embiste -o lo intenta- contra quien no le baila el agua. No siempre acierta, pero la ausencia de duda en el ataque disfraza de éxito el fracaso.

 

 

12:10

Tengo empezados tres relatos o cuatro, pero no sé cuándo voy a terminarlos. Ni siquiera si los terminaré. A veces me acuerdo de que están ahí, secándose igual que un bacalao en un patio de luz lleno de colillas, mugre y excrementos aviares, y vuelvo a uno de ellos para darle un picotazo. Releo lo que tengo escrito y creía consolidado, pongo este adjetivo detrás de su sustantivo en vez de delante, sustituyo esta coma por un punto y seguido, añado otro parrafito, lo sobo hasta de nuevo creerlo consolidado y lo dejo todo reposando de nuevo. Días después hago lo propio con otro de los tres o cuatro, luego quizás vuelvo al primero y dos semanas más tarde cojo el cuarto, pero me apiado del tercero y también le echo un vistazo. Pero llega un punto en el que es imposible seguir aparcando otras obligaciones y me veo obligado a olvidarme de mis relatos y a aplazar sine die la tarea de corrección.



18:06

Admiro en extremo a aquellos escritores de antes que publicaban en aquellos periódicos de antes los relatos por entregas de antes. Cada semana, una narración nueva o la resolución de la primera parte publicada varios días atrás. Ayer descubrí, por pura casualidad, que cierto narrador lagártico fue, hace treinta años, uno de ellos y que publicaba en el Periódico J. Aprovechando que, de momento, puedo, he rescatado de la hemeroteca virtual varios de sus relatos noventeros, cuya prosa mordaz y joputesca te sume, a ritmo de galope, en un submundo biliar, hiperbólico y desternillante. No puedo pronunciar, empero, el nombre del autor, no vaya a ser que vengan represalias del Capitán Garfio. Mucho cariño, según he leído y me han contado, no se tienen. Como Garfio, hay quienes usan la palabra para regalar oídos y alimentar egos -tanto el propio como ajenos- en vez de para combatirlos. Por suerte, aún quedan piterpanes y robinjudes del verbo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario