Jueves.
1:38
Hay algo que nunca he confesado y que hoy, vaya usted
a saber por qué, necesito revelar, por muy doloroso que sea para alguien como
yo, que aspiro a malvivir escribiendo: no tengo estilo propio. Ni literario ni
periodístico. Cero. Me refiero a eso que llaman ‘la voz’ o ‘el estilema’. No,
no he 'encontrado' mi 'voz' -y creo que aún ni siquiera soy consciente de lo
ardua que resulta la tarea-. Cuando me siento ante la página en blanco y
empiezo a escribir, lo único que hago es limitarme a imitar al novelista o al
articulista trend de turno. Leo, por ejemplo, un texto de Jabois, me empapo de
su prosa y trato de imprimirlo en mis textos. Y así con unos y con otros. Por
eso digo que no tengo estilo: la manera en la que escribo, más allá del
criterio de elección, no tiene nada de mí, sino que se compone de cientos de
pequeños matices de otros. La consecuencia: me convierto en un trasunto fallido
de cualquier genial juntaletras y, lo que es peor, en un ratero de tres al
cuarto. Deberían ponerme unas esposas. Deberían llevarme a juicio. Los cargos:
presunto autor de robo continuado. Imagino a mi abogado intentando defenderme:
"Con la venia, su Señoría. Los estilos completamente puros no existen. Es
imposible esquivar cualquier clase de influencia". Un argumento naif que
no me salvaría. En absoluto. La legitimidad del estilo -diría el fiscal- no
depende de su pureza, sino del grado de intencionalidad a la hora de perpetrar
los hurtos necesarios para construirlo. Deberían declararme culpable. Deberían
encerrarme en un penal. No obstante, si se ahonda en el asunto, es fácil llegar
a un tema algo escabroso. Si no es posible librarse de la tentación de imitar
un estilo admirado, ¿no cabe preguntarse cuánta responsabilidad tienen ellos,
los geniales juntaletras, en la consumación del delito? ¿No habrían de cargar
con parte del peso de la culpa? ¿No deberían, al menos, lanzar una advertencia
acerca de cuán peligroso resulta acercarse a su sintaxis adictiva y fatal como
el canto de las sirenas? Manuel Jabois es una sirena. Manuel Jabois debería
ingresar en chirona.
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