A principios del siglo XX, el
publicista francés Auguste Derrière se convirtió en el maestro de lo absurdo.
Fue gracias a su particular concepción del eslogan, de cuyos divertidos juegos
de palabras que provocaban la risa floja del personal hizo su sello inconfundible.
Sin embargo, con el paso de los años cayó, de forma inexplicable, en el olvido.
En esa cueva inhóspita permaneció hasta que un grupo de publicistas decidió
rescatarlo hace algún tiempo. A modo de merecido y necesario homenaje, estos
profesionales elaboraron una serie de falsos anuncios humorísticos basados en
el estilo Derrière y los plasmaron en sendas placas decorativas. Una de ellas
recorrió océanos de tiempo pasando desapercibida ante decenas de ojos hasta
llegar hoy a mis manos en el piso de Toledo al que acaba de mudarse Marta por
trabajo. Sobre un fondo verde esmeralda, un campesino porta una carretilla con
gigantescas mazorcas de maíz que emiten una alegre melodía. "Pour vos
repas musicaux, préferez plutôt le maïs Davis". Quien no pille el uso de
la paronomasia es que no ha hecho de madrugada el viaje de regreso de una boda
en un coche semiautomático sin poder pasar de primera y escuchando Radio 3.
Sábado.
12:42
Ronald Koeman ha comunicado a
Riqui Puig que no cuenta con él en la primera plantilla del FC Barcelona esta
temporada. La noticia ha causado cierta sorpresa, acaso indignación en algún
que otro parroquiano, pero no precisamente porque el jugador haya deslumbrado,
más allá de escasos destellos esperanzadores, cuando ha tenido oportunidades.
Si se analiza el asunto fríamente, el motivo de la indignación o esa clase de
tristeza es que se desvanece la posibilidad de que la búsqueda del ansiado
heredero de Xavi Hernández haya concluido. Sus nombres no son parónimos, pero
sí se asemejan en su estilo de juego y hasta en su morfología. Canteranos,
catalanes, menuditos, dinámicos, amigos del pase en corto y gurús de la
solidaridad en el campo. Ver o esforzarse en ver en Puig al delfín de Hernández
era comprensible, no culpo al culé por ello puesto que la simple idea
emocionaba incluso al blaugrana profano, más aún en época de vacas flacas. Pero
las ansias por cubrir el trono vacío han ocultado durante estos años una
realidad quizá no tan cruda como cabe pensar al principio: Riqui no da la talla.
Al menos, no todavía. Y en cualquier caso, si llegara a conseguirlo, su
cadencia futbolística no será la misma que la de Xavi, del mismo modo que
Auguste Derrière sólo hubo uno y que no existe melodía comparable al 'So what'
una tarde de silencio, cafeína y celaje.
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